La norma y las identidades del habitar. Prácticas de habitar de las mujeres en asentamientos informales sujetas a formulación e intervención de los Programas de Mejoramiento Integral de Barrios. Caso Bogotá

Esta investigación plantea explorar el habitar de las mujeres desde las prácticas de ‘hacer hogar’ en el marco de la formulación y diseño de políticas de Mejoramiento Integral de Barrios (MIB) en la ciudad de Bogotá, poniendo el foco en la interacción entre la norma y las identidades territoriales, en términos de sus intersecciones de clase, raza, género y lugar. Las políticas MIB del Gobierno Distrital han avanzado en la inclusión de una perspectiva de género en sus planes de desarrollo y políticas de hábitat y territorio. Desde el 2010, con adopción de la Política Pública de Mujeres de Equidad y Género en el Distrito Capital[1] , se distingue un punto de inflexión en donde se ha dado un diálogo institucional obligado entre las secretarías distritales que componen el sector hábitat y la de la Mujer[2]. En este diálogo, es fundamental entender que la norma, definida institucionalmente a través de decretos y acuerdos formales, es un componente más en el espacio habitable que moldea y construye una residencia a los cuerpos. En otras palabras, se trata de habitar una norma que puede experimentarse como esa plenitud de morar en el lugar donde se vive, donde lo opuesto sería una experiencia constante de sentirse expulsada (Ahmed, 2018). De tal modo que, en el encuentro entre las normas y las identidades del habitar, se puede estar incluyendo y reconociendo identidades existentes, pero también se pueden estar configurando nuevas identidades.

 

Desde la literatura feminista y de los estudios urbanos con perspectiva de género, se denuncia que el espacio no es neutro, sino que está atravesado por diferencias marcadas por roles de género, y dentro de esto, la norma es un elemento central en la reproducción de dichos roles (McDowell, 1999; Massey, 1994). En la práctica de ‘hacer hogar’ o de ‘hogaridad’, la relación entre la identidad y el entorno son aspectos fundamentales e intangibles que inciden en el habitar, pero son dimensiones que la política aún no contempla (Ossul-Vermehren, 2018). En los asentamientos informales, las mujeres tienen un rol central en la configuración del espacio habitable desde las prácticas de ‘hacer hogar’, que rompen con la división público-privada que tradicionalmente ha separado a las mujeres de la esfera pública (Giglia Ciotta, 2012).

Frente a la escala y magnitud que han alcanzado los asentamientos informales, demostrando que no son una condición particular ya del Sur Global (United Nations, 2019), las políticas de mejoramiento de Barrios han sido para América Latina un referente político y discursivo implementado por los gobiernos para resolver los problemas de hábitat de estos asentamientos (Torres-Tovar, Amaya-Medina, Rincón-García, & Vargas-Moreno, 2013). Las críticas a estos programas han señalado tanto la generación de procesos de gentrificación (Connolly, 2014), como despolitización de la capacidad de agencia de las personas que allí habitan (Miraftab, 2009). Desde la literatura feminista, la noción de hogar se discute para reconocer aspectos materiales y políticos del hábitat desde la práctica de ‘hacer hogar’, que incluye los afectos que lo motivan, como las interseccionalidades de clase, raza, género y lugar, y su expresión multiescalar (Ossul-Vermehren, 2018).

Así, esta tesis pretende entender la dialéctica entre las políticas de MIB y las políticas de género, tomando como referencia la perspectiva feminista de la interseccionalidad, y como práctica concreta el ‘hacer hogar’, concepto que desde la literatura feminista está en disputa.

 

[1] Decreto Distrital 166 de 2010 “Por el cual se adopta la Política Pública de Mujeres y Equidad de Género en el Distrito Capital y se dictan otras disposiciones”

[2] Secretaría Distrital de hábitat (SDHT) / Secretaria Distrital de la Mujer