Nacido en el Doctorado de Arquitectura UC, el seminario fue inaugurado en 2007 por Ricardo Piglia. Desde entonces han participado autores y cineastas de renombre internacional.
Hubo que hacerlo al aire libre. La visita de Werner Herzog, a fines de noviembre de 2018, causó tal interés que el auditorio de Arquitectura, donde se solían hacer los encuentros del ciclo La Ciudad y las Palabras, se hizo pequeño. Pasó lo mismo en 2014, cuando vinieron juntos Siri Hustvedt, Paul Auster y JM Coetzee. Para entonces, en la lista de invitados al seminario figuraban auténticas celebridades literarias, desde el francés Michel Houellebecq al norteamericano Jonathan Franzen, el británico Julian Barnes y el argentino Ricardo Piglia.
Precisamente el autor de Plata quemada fue el primer invitado del ciclo en 2007. Creado por Fernando Pérez en el Doctorado de Arquitectura UC y con Loreto Villarroel como su alma y fuerza movilizadora, el seminario ha traído a Chile a gran parte de los escritores más relevantes de la narrativa y el pensamiento contemporáneo.
En sus primeros años, el ciclo contó con la participación de Javier Marías, Ian McEwan, Richard Ford, Tobías Wolff, Laurent Binet, Jean Echenoz, los mencionados Houllebecq y Franzen, así como tres premios Nobel: Orhan Pamuk, Mario Vargas Llosa y JM Coetzee. A ellos se agregarían más tarde personalidades como Emmanuel Carrére, Philippe Claudel y los cineastas Nani Moretti, Arnaud Desplechin y Herzog.
Nacido en el ámbito del Doctorado, el ciclo se abrió a la comunidad y tuvo extensiones: entre ellas, la más apreciada fue el concurso de cuentos para estudiantes John Maxwell Coetzee. El Nobel sudafricano apadrinó el certamen y viajaba a participar en la premiación. Los mejores cuentos del concurso fueron seleccionados luego en el libro Coetzee y los niños escritores, publicado con el apoyo del Ministerio de las Culturas.
“Nuestro Doctorado, con La Ciudad y las Palabras, es también un proyecto cultural”, destacó el decano de Arquitectura, Mario Ubilla, en la ceremonia que celebró los 15 años del ciclo, al atardecer del jueves.
Desde su origen, el ciclo propone una reflexión entre literatura y ciudad, entre creación literaria y territorios, precisamente porque la novela y el cine construyen y se vinculan con espacios urbanos y cada autor tiene una aproximación singular a la ciudad o a su ciudad.
“Este territorio expandido logra crear otros puentes y favorables momentos para la creación de nuevas verdades”, agregó el decano, luego de revelar el enorme aporte que ha significado la participación de autores que están delineando la cultura actual.
“Cómo olvidar esa tarde mística con Herzog, o Emmanuel Carrére, Teresa Crimesi, o Philippe Claudel”, mencionó, a su vez, Eugenio Tironi, quien habló en nombre de los donadores del ciclo.
El sociólogo estudió dos años en la Escuela de Arquitectura UC, a fines de los 60, y los recordó como “los mejores años de mi vida”. Entonces “todo lo que nos interesaba eran la poesía, la música, un poco la política, pero poco”, contó.
De modo que colaborar con el ciclo fue una forma de volver a casa. Desde luego, Tironi resaltó la contribución del seminario y de cada uno de los invitados. También subrayó que el ciclo le dio la oportunidad a cada uno de esos autores de conocer este lado del mundo, la ciudad, la gente, y llevarse una imagen sensible y concreta. “El aporte que esto ha significado a la imagen país ha sido inconmensurable”.
En el nuevo ciclo histórico que vive el país, Tironi cree que la cultura va a jugar un rol central y auguró aun “mejores tiempos” para La Ciudad y las Palabras.
En la ceremonia de aniversario se exhibió un video que repasó la historia del seminario y sus invitados, algunos de los cuales enviaron mensajes especiales.
“Lo que La Ciudad y las Palabras ha probado una y otra vez es que la literatura se pregunta, nos muestra y nos educa en la condición humana. La literatura tiene la capacidad de profundizar y ampliar el universo que finalmente uno tendrá que darles forma a esos lugares donde la gente vive y donde la condición humana se pueda desarrollar en su máxima expresión”, dijo en el video el arquitecto Alejandro Aravena.
Jorge Herralde y Silvia Sesé, Arnaud Desplechin y Fernando Iwasaki también enviaron saludos. Pero el más llamativo fue el del francés Philippe Claudel, grabado en la cima de una montaña cubierta de nieve: “Fue un placer y un honor ir a hablar frente a ustedes de literatura, de cine. Felicitaciones para todos. Estoy en un paisaje que quiero mucho, los Alpes, en Francia. Amistad, Philippe”.