Autor: Igor Fracalossi
La Casa en Jean Mermoz ya no existe física y materialmente; ha sido demolida en el año 1992. Desde su construcción, en 1961, hasta su desaparecimiento ha sido muy poco conocida, mientras que tanto sus generatrices como sus filiaciones directas –sobretodo éstas– lo han sido en gran medida. Sus generatrices: los proyectos, que no lograron concretizarse del Instituto de Arquitectura de Valparaíso. Sus filiaciones: la Ciudad Abierta, en Ritoque, y sus obras construidas. La Casa en Jean Mermoz es, de hecho, la primera obra del Instituto a constituirse materialmente. En su proceso de constitución mental y material asume un rol determinante el modo de proyectar, lo cual se inicia antes, recorre todo el tiempo de construcción, en movimientos de ida y vuelta, enseñanza y aprendizaje, proposición y observación, y se completa después de concluida la obra. Proyecto y construcción se confunden, al punto de fundirse en un solo proceso. La casa, no obstante, es una obra inexistente, una realidad ausente. Lo que imposibilita cualquier enfrentamiento sensible a la materia. El Archivo Histórico José Vial Armstrong, conserva un vasto y rico acervo sobre la Casa en Jean Mermoz, donado por la familia de Fabio Cruz hace poco más de un año. Entre los grupos de materiales, uno se mostró de mayor interés. Corresponde a la carta de Fabio Cruz dirigida a Godofredo Iommi, Francisco Méndez y Miguel Eyquem, parcialmente transcrita y publicada en la revista ARQ número 16. La carta no es, según Fabio, un diario. Como dicho por él, no se ha seguido “ningún orden cronológico, ni de ninguna especie”. No obstante, la Carta dirigida a Godo, Pancho y Miguel recorre todo el proceso constructivo-proyectual de la obra. Se vive a través de ella otro modo de proyectar, lejos del improviso, pero al contrario, abierto a recibir los cambios sin desvirtuar su identidad. En la Casa en Jean Mermoz, en su obrar, se abre una nueva dimensión proyectual en la construcción, un nuevo modo de materializar la arquitectura, casi opuesta al proyecto total y definitivo; pero perdido en el paso de los años, solamente mantenido, en cierto grado, en las obras del Instituto de Arquitectura de Valparaíso y otras pocas excepciones. Se vuelve otra realidad ausente formadora de aquella realidad ausente: la propia casa.